Cómo afectan las etapas de la ELA a tu salud bucal

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Cómo afectan las etapas de la ELA a tu salud bucal

Last Updated on: 12th mayo 2025, 12:59 pm

Cuando hablamos de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), lo primero que suele mencionarse es la pérdida progresiva de fuerza y movilidad. Y si bien esos son los síntomas más visibles, lo cierto es que también pueden afectar significativamente a la salud oral. A medida que la enfermedad avanza, acciones cotidianas como cepillarse los dientes, tragar, hablar o mantener una buena higiene bucal se vuelven cada vez más difíciles.

Este artículo recorre las diferentes etapas de la ELA y explica cómo cada una puede afectar la salud bucal, ofreciendo consejos útiles para pacientes, cuidadores y familias que buscan acompañar el proceso con más preparación, empatía y cuidado.

Comprendiendo la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)

Comprendiendo la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)

La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que daña las neuronas responsables de controlar los músculos voluntarios, afectando funciones tan básicas como caminar, tragar, hablar o respirar.

Aunque su origen sigue siendo incierto en la mayoría de los casos, se sabe que la ELA, no aparece de forma repentina, sino que avanza en etapas, que van desde síntomas sutiles hasta desafíos complejos. 

Conocer cómo evoluciona la enfermedad permite anticiparse y adaptar los cuidados orales a cada una de las etapas de la ELA.

Cambios orales en las distintas etapas de la ELA

Fase inicial: Primeras señales en la boca

En la fase inicial de la ELA, muchos pacientes conservan una buena autonomía, pero ya empiezan a aparecer señales de alerta relacionadas con la boca y el habla:

  • Fatiga mandibular: masticar o hablar resulta más agotador de lo habitual.
  • Dificultad para articular palabras: la lengua y los labios comienzan a perder precisión.
  • Problemas para cepillarse los dientes: debilidad en las manos, temblores o falta de coordinación pueden afectar la higiene oral.
  • Mayor acumulación de placa: al no cepillarse de forma efectiva, aumenta el riesgo de caries, encías inflamadas o mal aliento.
  • Tragar se vuelve incómodo: puede aparecer disfagia leve o episodios de tos al comer.

Aunque estos síntomas pueden parecer menores, son señales de alerta que anuncian la necesidad de adaptar desde temprano los cuidados bucales.

Fase intermedia: desafíos más evidentes

Fase intermedia: desafíos más evidentes

A medida que la enfermedad progresa, los síntomas se hacen más visibles y la salud oral empieza a verse afectada de forma más significativa:

  • Disfagia moderada o severa: tragar alimentos o líquidos se vuelve difícil y peligroso, con riesgo de atragantamiento o infecciones respiratorias.
  • Exceso de saliva (sialorrea): dificultad para tragar la saliva por debilidad muscular, generando babeo constante.
  • Sequedad bucal: provocada por ciertos medicamentos o por respiración bucal prolongada.
  • Dependencia creciente para la higiene oral: muchas personas ya no pueden cepillarse solas y requieren ayuda constante.
  • Aparición de infecciones o lesiones orales: por mordeduras involuntarias, restos de comida o acumulación de bacterias.
  • Dificultad para comunicar molestias: si hay dolor, caries o úlceras, puede no expresarse fácilmente por la problemas en el habla.

Fase avanzada: atención bucal totalmente asistida

En la etapa final de la ELA, el deterioro físico es profundo y abarca casi todas las funciones corporales. En la boca, las necesidades son complejas y requieren atención especializada:

  • Parálisis parcial o total de los músculos orales y faciales.
  • Disfagia grave o imposibilidad de tragar.
  • Comunicación muy limitada o nula.
  • Macroglosia (lengua agrandada), sobre todo en pacientes con traqueotomía prolongada.
  • Lengua negra vellosa, por mala higiene y falta de movimiento lingual.
  • Mayor presencia de sarro, gingivitis y caries debido a la imposibilidad de realizar higiene diaria adecuada.
  • Lesiones frecuentes en los tejidos blandos por mordeduras o prótesis mal ajustadas.
  • Dolor o infecciones no comunicadas.

Cuidados de salud oral en la ELA según cada etapa

Cuidados de salud oral en la ELA según cada etapa

La higiene oral en personas con ELA debe adaptarse a medida que la enfermedad avanza. Lo que funciona al inicio puede volverse insuficiente o inviable en etapas posteriores. 

Aquí te mostramos cómo cuidar la boca en cada fase, con recomendaciones prácticas y productos que pueden marcar la diferencia.

Etapa temprana: mantener la autonomía

En esta etapa, los pacientes aún pueden realizar muchas tareas por sí mismos, pero pueden ser necesarias algunas modificaciones. El objetivo es reforzar la higiene sin perder independencia.

Establecer rutinas claras y sencillas de higiene refuerza la autoestima del paciente y mantiene su participación activa en su propio cuidado.

Etapa intermedia: higiene asistida

En este punto, el paciente pierde autonomía progresivamente y ya es necesaria la ayuda activa de un cuidador. 

En esta fase es clave la observación diaria de la boca para detectar signos de irritación, infecciones o dolor no expresado verbalmente.

Etapa avanzada: comodidad y prevención

Etapa avanzada: comodidad y prevención

En esta fase los pacientes presentan un deterioro completo. La prioridad aquí es prevenir infecciones y garantizar una limpieza básica sin causar molestias.

  • Gasa o torundas enrolladas en un palito humedecido con solución antiséptica para limpiar el paladar, lengua y encías.
  • Cepillo dental eléctrico de baja potencia o torunda suave, en caso de que el cepillado aún sea posible.
  • Aplicación de vaselina en los labios para evitar grietas.
  • Geles hidratantes orales, si hay sequedad severa.
  • Toallitas orales sin enjuague para uso frecuente.
  • Evitar productos irritantes, como enjuagues con alcohol o pastas abrasivas.
  • Siempre consultar al equipo médico si hay que usar medicamentos, anestésicos o antibióticos en procedimientos dentales.

La higiene debe realizarse al menos 2 o 3 veces al día, incluso si el paciente recibe alimentación por sonda. Una boca limpia mejora el bienestar general y evita complicaciones.

Consejos para cuidadores en el manejo de la higiene oral

El cuidado de la boca puede ser un momento de incomodidad o resistencia si no se maneja con tacto. Pero también puede transformarse en un momento de conexión y cuidado emocional.

Crea una rutina cómoda

Crea una rutina cómoda

  • Establece horarios fijos para el cuidado bucal, al menos dos veces al día.
  • Acompaña con palabras suaves o señales visuales si el paciente responde a estímulos.
  • Integra el cuidado bucal dentro del aseo general, como un paso más de su rutina diaria.

Asegura comodidad y seguridad

  • Realiza la higiene en una posición semi-sentada, nunca totalmente acostado, para evitar atragantamiento.
  • Si el paciente está en cama, mantén la cabeza elevada y ten a mano materiales seguros y suaves.
  • Usa productos sin alcohol, sin aroma fuerte ni componentes agresivos.

Busca apoyo extra

  • Si el paciente presenta limitaciones severas, consulta a un terapeuta ocupacional para adaptar herramientas.
  • Algunos dispositivos pueden personalizarse según el nivel de movilidad del paciente.

Mantener la boca limpia hace parte del bienestar del paciente. Una buena higiene oral reduce el riesgo de infecciones, mejora la alimentación, alivia molestias y, sobre todo, preserva la dignidad del paciente en cada etapa de la ELA.

Cómo la salud oral afecta la salud general en la ELA

Cómo la salud oral afecta la salud general en la ELA

La salud oral influye en todo el cuerpo. En el caso de la ELA, contribuye directamente en la nutrición, la respiración y el bienestar general. Estos son algunos puntos clave a tener en cuenta:

Riesgo de infecciones respiratorias

  • La acumulación de bacterias en la boca aumenta el riesgo de neumonía por aspiración.
  • El material aspirado desde la garganta puede llevar microorganismos a los pulmones.
  • Una buena higiene oral ayuda a proteger el sistema respiratorio.

Nutrición y deglución

  • Encías inflamadas, dolor o caries pueden dificultar masticar y tragar.
  • Esto lleva a evitar ciertos alimentos y puede afectar la ingesta nutricional.
  • Una boca sana facilita una alimentación más variada y segura.

Bienestar emocional y calidad de vida

  • Problemas como mal aliento, sequedad o molestias bucales impactan en la autoestima y el estado de ánimo.
  • Disfrutar de la comida y compartir momentos sociales mejora la conexión emocional y la calidad de vida.

Una boca limpia y cuidada es una barrera de defensa para todo el organismo.

Cuándo consultar con un dentista durante la ELA

Cuándo consultar con un dentista durante la ELA

Aunque moverse puede ser complicado, seguir en contacto con el dentista es fundamental. Aquí algunos puntos clave para saber cuándo y cómo hacerlo:

  • No esperes a tener dolor: consulta si hay molestias persistentes, encías inflamadas, heridas que no cicatrizan o mal aliento constante.
  • Visita recomendada cada 3 a 6 meses, o antes si hay cambios en la boca o el estado general del paciente.
  • Considera atención domiciliaria o visitas en hospitales si el traslado es difícil.
  • Habla con el dentista sobre:
    • Dificultades para tragar, hablar o generar saliva.
    • Necesidad de productos específicos (geles, enjuagues, adaptadores).
    • Rutinas de higiene personalizadas para cada etapa de la enfermedad.
    • Herramientas que faciliten el cuidado en casa (cepillos especiales, soportes, irrigadores, etc.).

La prevención, en este caso, no es un lujo, sino una forma de evitar complicaciones mayores y mejorar la calidad de vida.

Conclusión

Vivir con ELA no significa renunciar al bienestar. Cuidar la salud bucal en esta enfermedad no es solo una cuestión de limpieza o estética: es un acto de amor, de prevención y de cuidado integral.

A lo largo de las distintas etapas de la ELA, una boca sana puede marcar la diferencia en la alimentación, la comunicación y la calidad de vida. Con el apoyo adecuado, las herramientas correctas y una rutina adaptada, es posible mantener una buena salud oral, incluso en los momentos más difíciles.

Preguntas frecuentes

¿Por qué las personas con ELA tienen tanta dificultad para tragar o hablar?

La ELA afecta los músculos que controlan funciones básicas como el habla, la masticación y la deglución. A medida que la enfermedad progresa, estos músculos se debilitan o dejan de funcionar, lo que complica acciones que normalmente damos por sentadas. Esto puede causar atragantamientos frecuentes, cambios en la voz o pérdida del habla.
Sí. Ambas situaciones son comunes. El exceso de saliva (sialorrea) se da porque los músculos para tragar no funcionan bien, lo que dificulta eliminar la saliva acumulada. En otros casos, algunos medicamentos o la falta de movimiento bucal pueden causar sequedad extrema. En ambos casos existen productos como geles humectantes o dispositivos de succión que pueden ayudar mucho.
Totalmente. Una infección en encías o dientes no tratada puede generar inflamación sistémica o incluso infecciones respiratorias si las bacterias llegan a los pulmones. Por eso es crucial mantener una buena higiene oral y estar atentos a signos como enrojecimiento, mal olor o dolor.
Es una situación difícil pero no imposible de detectar. Algunas señales son: cambios en la expresión facial al tocar la zona, rechazo a comer o beber, mal aliento persistente, inflamación en una parte de la cara o sangrado en encías. Ante cualquier sospecha, es recomendable contactar a un odontólogo para una revisión.
Depende de cada caso. En etapas iniciales suelen ser bien toleradas, pero en etapas avanzadas pueden causar molestias, dificultar la deglución o favorecer acumulación de saliva. Se recomienda evaluar con el odontólogo si conviene seguir usándolas o si es mejor retirarlas para facilitar la alimentación y la comodidad.

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Referencias

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