Dificultades para hablar en niños: causas y prevención oral

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Dificultades para hablar en niños: causas y prevención oral

¿Tu hijo tiene problemas para pronunciar palabras o tartamudea? Las dificultades para hablar, pueden tener un gran impacto en el desarrollo emocional, social y escolar de un niño.

Normalmente asociamos las dificultades para hablar con transtornos neurológicos o del desarrollo, sin embargo, la salud oral desempeña un papel fundamental en el desarrollo del habla. La forma en que crecen los dientes, cómo se mueve la lengua o incluso cómo respira el niño puede influir directamente en su capacidad para pronunciar con claridad.

En este artículo veremos que factores orales pueden influir en el habla, que señales deberías observar, cómo la alimentación afecta el desarrollo del lenguaje, cuál es el vínculo entre la salud bucal y la audición, y sobre todo, qué puedes hacer como madre, padre o cuidador para apoyar a tu hijo desde casa.

¿Qué son las dificultades para hablar?

¿Qué son las dificultades para hablar?

Las dificultades para hablar se refieren a problemas para producir sonidos del habla de forma correcta o fluida, o a alteraciones en la calidad de la voz. Algunos tipos comunes son:

  • Trastornos de articulación: el niño no puede pronunciar bien ciertos sonidos, como la “r” o la “s”.
  • Trastornos de fluidez: aparecen interrupciones al hablar, como tartamudez.
  • Trastornos de resonancia o voz: la voz suena nasal, muy alta, baja o ronca.
  • Apraxia del habla: dificultad para coordinar los movimientos necesarios para hablar, aunque el niño sepa lo que quiere decir.

Estos problemas pueden surgir desde edades tempranas, y muchas veces se relacionan con factores físicos de la boca o incluso con la forma de alimentarse.

Señales tempranas que indican dificultades para hablar

Los padres son los primeros en notar si algo no va bien con el habla de su hijo. Estas son algunas señales de alerta que pueden indicar que un niño está teniendo dificultades con el lenguaje:

  • Empieza a hablar más tarde que otros de su edad.
  • Tiene problemas para pronunciar ciertos sonidos (como la “r”, “s” o “z”).
  • Su habla es poco clara o difícil de entender.
  • Babea constantemente después de los 3 años.
  • Le cuesta masticar o tragar.
  • Respira por la boca en lugar de la nariz.
  • Problemas de audición o infecciones de oído frecuentes.

Señales tempranas que indican dificultades para hablar

Aunque algunos de estos signos pueden formar parte del desarrollo normal, si persisten con el tiempo, es recomendable consultar con un profesional. La intervención temprana puede involucrar a:

  • Odontopediatras: para evaluar y tratar problemas dentales que puedan afectar el habla.
  • Fonoaudiólogos o logopedas: para trabajar en el desarrollo del lenguaje y la pronunciación.
  • Otorrinolaringólogos (ENT): para diagnosticar y tratar problemas auditivos o de las vías respiratorias superiores.

Un enfoque multidisciplinario asegura una atención integral, abordando todas las áreas que pueden influir en el habla y la audición del niño.

¿Cómo afecta la salud bucal al desarrollo del habla?

¿Cómo afecta la salud bucal al desarrollo del habla?

La boca no solo sirve para comer. También es la herramienta principal para emitir sonidos. Si las estructuras que la componen no están bien desarrolladas o presentan alteraciones, el niño puede tener dificultades para comunicarse con claridad.

  • Posición y alineación de los dientes: Dientes mal alineados, ausentes o con espacios excesivos dificultan la correcta articulación de los sonidos. Son esenciales para que la lengua y los labios se apoyen en los puntos correctos al hablar.
  • Maloclusión o mordida incorrecta: Cuando los dientes no encajan bien al cerrar la boca, se altera el flujo del aire y el movimiento de la lengua. Esto afecta la pronunciación de sonidos como la “s”, “t”, “d” y “z”.
  • Problemas en la mandíbula: La mandíbula debe moverse libremente para facilitar el habla. Alteraciones en su crecimiento, mordida abierta o problemas en la articulación temporomandibular (ATM) pueden causar dolor, rigidez o dificultad para hablar con claridad.
  • Frenillo lingual corto (anquiloglosia): Si el frenillo que une la lengua con el fondo de la boca es demasiado corto, la lengua no se puede mover libremente. Esto complica la pronunciación de letras como “l”, “r”, “ñ” y otras que requieren movimientos precisos.
  • Lengua en mala posición: La lengua también interviene en el desarrollo del paladar y de los dientes. Si no está bien posicionada en reposo (por ejemplo, si el niño la empuja entre los dientes), puede provocar un apiñamiento dental o dificultar la pronunciación de sonidos.
  • Enfermedades bucales o tratamientos: Inflamaciones, encías sensibles, caries o incluso el uso de ortodoncia pueden afectar temporalmente el habla. En la mayoría de los casos, se corrige cuando se resuelve el problema.

Malos hábitos que pueden afectar el habla

Desde la infancia, ciertos hábitos que parecen inofensivos pueden alterar el desarrollo bucal del niño y afectar directamente su forma de hablar. Estos son algunos de los más comunes:

  • Uso prolongado del biberón o chupete: Si se mantienen más allá de los 2 años, pueden deformar el paladar, alterar la mordida y dificultar la pronunciación.
  • Succión del dedo: Este hábito también empuja los dientes hacia adelante o modifica su alineación, lo que interfiere en la correcta articulación de los sonidos.
  • Mala higiene dental: La falta de higiene puede causar caries y provocar la pérdida prematura de los dientes de leche, que son fundamentales para guiar el crecimiento de los dientes permanentes y para una buena pronunciación.
  • No visitar al dentista desde edades tempranas: Esto puede hacer que pasen desapercibidos problemas que, con el tiempo, se vuelven más graves. Detectarlos a tiempo permite prevenir alteraciones que afecten tanto la salud bucal como el desarrollo del lenguaje.

El rol de la alimentación y la audición en el desarrollo del habla

El rol de la alimentación y la audición en el desarrollo del habla

Cuando un niño aprende a hablar, no solo está repitiendo sonidos, también está usando músculos, huesos, oído y memoria. Por esa razón, hablar bien no depende solo del lenguaje que se aprende, sino también de factores como la alimentación y la escucha. 

A continuación, veremos cómo una buena alimentación fortalece los músculos orales y cómo la salud auditiva permite que los niños escuchen, comprendan e imiten sonidos correctamente.

Alimentación y desarrollo del habla

Lo que los niños comen, y cómo lo hacen, influye directamente en el desarrollo de los músculos que participan en el habla.

  • Masticar alimentos firmes, como frutas, verduras crujientes o pan duro, fortalece la mandíbula y mejora la coordinación de los músculos orales.
  • El calcio y la vitamina D son esenciales para que los dientes y huesos crezcan sanos y fuertes, lo que favorece una estructura bucal adecuada para la pronunciación.
  • Reducir el consumo de azúcares previene la aparición de caries y la pérdida prematura de dientes de leche, que son clave para una buena pronunciación.
  • Ofrecer alimentos con diferentes texturas estimula la movilidad de la lengua, los labios y las mejillas, habilidades necesarias para articular sonidos con claridad.

Una dieta muy blanda y repetitiva no desafía los músculos de la boca, y con el tiempo, puede retrasar o dificultar la pronunciación. Por eso, incorporar alimentos variados no solo nutre, también entrena la boca para hablar mejor.

¿Cómo influye la audición en el desarrollo del lenguaje?

¿Cómo influye la audición en el desarrollo del lenguaje?

Un niño necesita escuchar bien para aprender a hablar bien. La audición permite identificar los sonidos del entorno, imitar palabras y comprender cómo suenan. Cuando hay problemas auditivos, el desarrollo del lenguaje puede verse afectado, y muchas veces la salud oral también puede estar relacionada.

  • Infecciones dentales: Especialmente en los molares superiores, pueden propagarse hacia las estructuras cercanas al oído. Esto puede generar infecciones del oído medio, dolor y en algunos casos, pérdida auditiva conductiva.
  • Trastornos de la articulación temporomandibular (ATM): Esta articulación conecta la mandíbula con el cráneo y está muy cerca del oído. Cuando no funciona bien, puede causar:
      • Sensación de oído tapado o presión.
      • Zumbidos (tinnitus).
      • Dolor en el oído.
      • Pérdida auditiva temporal.
  • Bruxismo (rechinar los dientes): El bruxismo genera tensión en los músculos de la mandíbula, lo que puede alterar la función de la trompa de Eustaquio, responsable de equilibrar la presión en el oído medio. Esto puede provocar:
      • Zumbidos.
      • Sensación de presión.
      • Disminución temporal de la audición.
  • Paladar hendido: Los niños con paladar hendido tienen mayor riesgo de infecciones recurrentes en el oído medio. Esto se debe a una disfunción de la trompa de Eustaquio, que dificulta la ventilación del oído y puede llevar a:
      • Acumulación de líquido.
      • Otitis frecuentes.
      • Pérdida auditiva conductiva.

Es fundamental que los niños con estas condiciones reciban seguimiento regular para detectar y tratar cualquier problema auditivo a tiempo.

Cómo apoyar el desarrollo del habla desde casa

Cómo apoyar el desarrollo del habla desde casa

Los padres y cuidadores tienen un rol muy importante en el desarrollo del lenguaje. A continuación, se presentan estrategias y herramientas recomendadas por expertos para fomentar el lenguaje en los niños:

  • Conversar diariamente: Hablar con el niño utilizando un lenguaje claro y mirándolo a los ojos fortalece su comprensión y expresión verbal.
  • Leer en voz alta: Compartir cuentos y libros ilustrados estimula el vocabulario y la imaginación. Es útil hacer preguntas sobre las imágenes y repetir palabras nuevas.
  • Cantar canciones y rimas: La música y las rimas ayudan a los niños a reconocer patrones de sonido y ritmo, facilitando la adquisición del lenguaje.
  • Fomentar la elección: Ofrecer al niño opciones («¿Prefieres manzana o pera?») le anima a expresar sus preferencias y practicar nuevas palabras.
  • Utilizar el juego simbólico: Jugar a representar roles (como «la tienda» o «el médico») permite al niño practicar diálogos y ampliar su vocabulario en contextos imaginarios.
  • Incorporar el lenguaje en las rutinas diarias: Describir las acciones mientras se realizan actividades cotidianas (como cocinar o vestirse) ayuda al niño a asociar palabras con acciones y objetos.
  • Limitar el uso de chupetes y biberones: Reducir su uso después de los 12 meses puede prevenir problemas en la articulación y el desarrollo oral.
  • Estimular la masticación: Ofrecer alimentos de diferentes texturas fortalece los músculos orales necesarios para el habla.
  • Realizar ejercicios faciales: Actividades como inflar las mejillas, mover la lengua o hacer burbujas pueden mejorar la movilidad oral y la pronunciación.
  • Visitar al odontopediatra regularmente: Las revisiones dentales desde una edad temprana aseguran un desarrollo bucal adecuado.

Productos recomendados para apoyar el habla y la salud oral

Además de las actividades diarias, ciertos productos pueden complementar la estimulación del lenguaje:

  • Mordedores de silicona: Ayudan a aliviar las molestias cuando salen los dientes, y además fortalecen la mandíbula.
  • Cepillos de dientes con textura: Fomentan la higiene bucal y estimulan la sensibilidad oral.
  • Aplicaciones educativas: Herramientas digitales que convierten el aprendizaje del lenguaje en un juego interactivo.
  • Chupetes ortodónticos: Diseñados para minimizar el impacto en la formación del paladar y la alineación dental.
  • Snacks saludables y duros: Estimulan la masticación y contribuyen a la salud dental.

Implementar estas estrategias y herramientas en el entorno familiar crea una base sólida para el desarrollo del lenguaje en los niños. La constancia y el apoyo afectivo son claves en este proceso.

Conclusión

Las dificultades para hablar en la infancia pueden tener varias causas, y muchas de ellas están relacionadas con la salud de la boca. Dientes mal alineados, una lengua que no se mueve con libertad, hábitos como chuparse el dedo o una alimentación poco variada pueden afectar la forma de comunicarse en los niños.

Observar, prevenir y actuar a tiempo es clave. Con buenos hábitos, una dieta adecuada y la orientación de profesionales, es posible apoyar el desarrollo del lenguaje y ayudar a que cada niño tenga una voz fuerte y clara.

Preguntas frecuentes

¿Debo preocuparme si mi hijo solo señala y no habla?

Si tiene más de 18 meses y no dice palabras, es recomendable consultar con un especialista. Señalar es una forma temprana de comunicación, pero el lenguaje verbal debería ir apareciendo.  
Sí. El uso excesivo de pantallas, sobre todo sin interacción con adultos, puede reducir el tiempo que el niño pasa escuchando y practicando lenguaje real. Lo mejor es limitar las pantallas y priorizar el juego, la lectura y las conversaciones.
No. Los niños bilingües pueden tardar un poco más en hablar al principio, pero eso no es un retraso. A largo plazo, tendrán un desarrollo normal y muchos beneficios cognitivos. Lo importante es mantener ambos idiomas con naturalidad y paciencia.
Sí. Una caries puede provocar dolor o sensibilidad, haciendo que el niño evite mover la boca con naturalidad, además puede llevar a la pérdida de dientes antes de tiempo, generando problemas de desarrollo, alineación dental y habla.
Sí. Un paladar angosto reduce el espacio que necesita la lengua para moverse correctamente, lo que puede afectar tanto la articulación como la resonancia de la voz.

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Referencias

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5. Watt, S., Dyer, T. A., Marshman, Z., & Jones, K. (2024). Does poor oral health impact on young children’s development? A rapid review. BDJ, 237(4), 255–260. https://doi.org/10.1038/s41415-024-7738-4

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