5 consecuencias de chuparse el dedo en la salud dental

Los hábitos orales como chuparse el dedo o usar el chupón son comunes en la infancia y ayudan a los niños a calmarse y sentirse seguros. Sin embargo, si persisten más allá de los primeros años, estos comportamientos pueden influir negativamente en el desarrollo oral. Estos hábitos prolongados ejercen presión sobre los dientes y la mandíbula, lo que puede causar problemas de alineación, cambios en la forma del paladar e incluso dificultades en la mordida.

Comprender el impacto a largo plazo de estos hábitos es esencial para la salud dental infantil, ya que problemas como la maloclusión o el desplazamiento dental pueden requerir tratamientos correctivos. Por ello, es importante que los padres consulten con un dentista pediátrico sobre el momento adecuado para ayudar a sus hijos a dejar estos hábitos.

En este artículo, exploraremos los efectos de chuparse el dedo y los chupetes, junto con consejos para controlar estos hábitos y prevenir efectos a largo plazo.

¿Por qué a los niños les gusta chuparse el dedo?

Desde el nacimiento, los bebés tienen un reflejo de succión natural. El bebé intentará satisfacer esta necesidad con el pecho de la madre, un chupete, un pulgar u otro.

Chuparse el dedo hace que los niños se sientan seguros, los niños tienden a chuparse el dedo cuando están cansados, aburridos, hambrientos, en medio de gente desconocida, por tanto, chuparse el dedo tiene un efecto calmante ante estas situaciones.

¿Qué efectos tiene el chuparse el dedo en los dientes y el desarrollo de la boca?

Luego de la erupción de los dientes permanentes, chuparse los dedos puede ocasionar problemas dentales y del desarrollo de la cavidad oral como en el paladar y la mandíbula. La intensidad al chuparse los dedos es un factor primordial en el en el desarrollo los problemas dentales

Algunos de los problemas que podemos encontrar son los siguientes:

Alteraciones en el maxilar superior

Este hábito produce una presión excesiva en el maxilar superior, afectando su desarrollo y haciendo que crezca en exceso, generando discrepancias en su posición y tamaño.

Maloclusiones dentales

El sobrecrecimiento del maxilar superior da como consecuencia maloclusiones dentales en las que podemos encontrar:

a. Mordida abierta anterior: es aquella mordida donde los incisivos superiores e inferiores no contactan cuando la persona cierra la boca.

b. Sobremordida: Es cuando los incisivos superiores se inclinan hacia adelante y sobresalen con respecto a los incisivos inferiores.

c. Diastemas: es un espacio que se crea entre los dientes, provocado por el excesivo tamaño del maxilar.

d. Mordida cruzada.

Problemas en la articulación temporomandibular

Las discrepancias severas entre ambos maxilares pueden dar como consecuencia números problemas en la articulación temporomandibular (ATM), dando síntomas como dolor, sonidos al abrir y cerrar la boca y molestias al masticar.

Alteraciones en la deglución y el habla

El desarrollo incorrecto de los dientes y de los maxilares puede ocasionar problemas en los niños como la deglución atípica y problemas en el momento de la articulación de algunos sonidos.

Enfermedades bucodentales

Estas alteraciones pueden dificultar el cepillado generando una rutina de higiene bucodental con déficit y como consecuencia puede generar caries, gingivitis y problemas periodontales.

Consejos para ayudar los niños a dejar de chuparse el dedo

Utilice uno o más de estos enfoques para ayudar a su hijo a dejar de chuparse el dedo:

Sustituir el hábito

Debido a que chuparse el dedo a menudo es una actividad inconsciente, fomente el hábito de cerrar los puños o sostener un pequeño juguete especial en la mano.

Usar recompensas

Establezca metas específicas con su hijo y recompénselo por no chuparse el dedo durante un período de tiempo específico. El refuerzo positivo, mediante el uso de un cuadro de pegatinas, pequeñas recompensas o sorpresas divertidas, puede motivarlos a continuar.

Recuérdele suavemente a su hijo

Siempre que notes que succiona, aléjalo con calma, sin amenazar ni castigarlo. Si estos métodos no funcionan, habla con tu dentista pediátrico. Pueden mandarle un aparato de ortodoncia para hacer que los dientes eventualmente se muevan en respuesta a este hábito, proporcionarle un medicamento amargo para aplicar en el pulgar o incluso recetar un protector para el pulgar.

Si decide probar uno de estos enfoques, primero debe analizar estas opciones con su dentista pediátrico.

Consejos para usar los chupetes de la manera correcta

Los chupetes se pueden utilizar de forma segura si se mantiene la higiene y se quitan los chupones al bebé en el momento adecuado, es decir, alrededor de los 3 años de edad, según las recomendaciones de la Academia Estadounidense de Odontología Pediátrica.

Siga estos consejos para un uso seguro:

● Evite compartir

No compartir chupetes entre niños. Esto puede propagar bacterias, provocando caries e infecciones. Además, no olvides reemplazarlo cada 4 a 6 semanas.

● Sin salsas azucaradas

Resiste la tentación de mojar los chupetes en sustancias dulces, ya que la exposición al azúcar puede provocar caries.

● Elija el tamaño correcto

Los chupetes ahora vienen en diferentes tamaños para diferentes grupos de edad. Usar el tamaño correcto ayuda a evitar riesgos de asfixia y garantiza un mejor ajuste.

¿Qué es peor: usar chupete o chuparse el dedo?

Chuparse el dedo vigorosamente puede provocar problemas dentales similares a los causados ​​por el uso del chupete. Sin embargo, un estudio de 2016 encontró que el uso de chupete conlleva un mayor riesgo de desarrollar maloclusión en comparación con la succión de dedos.

Al final, ambos hábitos pueden ser perjudiciales con un uso prolongado y deben controlarse de cerca.

El control de hábitos como el uso prolongado de chupetes y el chuparse los dedos es esencial para un desarrollo bucal adecuado en los niños. Aunque estas prácticas suelen calmar a los pequeños en sus primeros años, su uso continuado puede tener efectos negativos en la alineación dental y la formación de la mandíbula. Con una intervención oportuna y el apoyo de un dentista pediátrico, es posible minimizar estos riesgos y promover una salud oral óptima para el crecimiento infantil.